Zen
Siempre creí que era más de números y unos cuantos años después de repente no me salen las cuentas, resulta que dos más dos ya no son cuatro, que no puedo hacer lo que yo quiera con mi vida, que soy esclava de impedimentos sociales y sentimentales que me condenan a parar una marcha lenta pero constante. Los rayos de sol vuelven a estallar en mi cara y eso me provoca cierta positividad, aunque las circunstancias no acompañen, al menos estoy en una etapa reflexiva y no destructiva. Relativizando todo aquello que en cinco años ya no será significativo, como nueva norma autoimpuesta y creo que hasta ahora bastante efectiva. Y así espero pasar una buena temporada, haciendo uso de nuevo de esa maravillosa filosofía zen, dejando el apego para otros, que yo ya lo retomaré cuando toque. Y espero que el destino no vuelva a jugar de las suyas, que esta vez no toca. A vivir tranquila de una vez, pero a vivir.