Tremendo
Otro tremendo domingo sobre mis espaldas, está vez más triste, más vacio, más sin ti que nunca, porque nunca te tuve y sin embargo el tiempo que lo hice fue real, fue especial. Otro domingo que pago la culpa de mis dudas constantes, las consecuencias de la falta del valor, de no luchar por la estabilidad de mi alma, por lo que devolviste en un instante. Y ahora, cómo se si es lo mejor, ahora cómo sustituyo tus abrazos. Vuelta a empezar de nuevo a regañadientes algo que repetí varias veces, a vivir sin la esperanza de una mirada, sin la ilusión de verte reflejado en mi copa una noche de locura. Quién decide sobre dos si ninguno de los dos lo hace, por qué no es suficiente con temblar cada vez que nos rozamos, por qué no basta con comunicarse en forma de miradas, por qué preferimos torturarnos, extrañarnos por miedo, por pánico a lo ajeno. Cómo se qué precio es el más alto. No dejo de dudar. ¿Razón o corazón?, quizás ya sea tarde, quizás aún dude.
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